El reciente anuncio del divorcio entre Nicole Kidman y Keith Urban, tras casi 19 años de matrimonio, ha sacudido a Hollywood y destapado tanto tensiones emocionales como detalles legales desconocidos de su vida en pareja.
La separación, oficializada el 30 de septiembre de 2025, se ha convertido en tema central de la prensa internacional no solo por el fin de una de las relaciones más queridas de la industria, sino también por la revelación de un peculiar apartado en su contrato prenupcial: la llamada “cláusula de la cocaína”.
La cláusula que marcó su matrimonio
El acuerdo prematrimonial, firmado en 2006, estipulaba que Urban recibiría 600 mil dólares por cada año que se mantuviera sobrio durante su matrimonio con Kidman. Si el cantante cumplió con esa condición desde que ingresó a rehabilitación ese mismo año, la cifra acumulada podría rondar los 11 millones de dólares.
Este detalle contractual cobra relevancia al recordar que Urban enfrentó graves problemas con las adicciones. El propio músico reconoció en 2010 a Oprah Winfrey que Kidman fue decisiva en su recuperación. Más recientemente, en la gala del AFI Life Achievement Award en 2024, confesó: “Mis adicciones casi hicieron añicos nuestro matrimonio”.
Una relación que parecía inquebrantable
Nicole Kidman y Keith Urban se conocieron en 2005 en un evento de la iniciativa G’Day LA. Un año más tarde, el 25 de junio de 2006, se casaron en una ceremonia íntima en Sídney, Australia.
Su historia estuvo marcada por momentos de apoyo mutuo: Kidman canceló compromisos laborales para acompañar a Urban en rehabilitación a solo cuatro meses de la boda. Más tarde, llegaron sus hijas, Sunday Rose (2008) y Faith Margaret (2010), consolidando la imagen de una familia estable y reservada.
El deterioro y las diferencias irreconciliables
A pesar de la imagen pública de solidez, múltiples fuentes cercanas aseguran que la relación comenzó a resquebrajarse en 2025. Según People, Kidman sentía que Urban no la apoyaba en su carrera tanto como ella a él, especialmente después de que retomara fuerza en la industria cinematográfica con proyectos como Magia Práctica 2.
Una fuente reveló: “Se ha sentido increíble y muy feliz por volver a tener una carrera… Con Urban, sin embargo, ha sido todo lo contrario”.
Además, medios como TMZ señalan que Urban atraviesa una crisis de la mediana edad, reflejada en decisiones inesperadas: desde despedir a su banda de más de 25 años hasta mudarse solo de la residencia familiar en Nashville durante el verano.
El adiós definitivo
El 26 de septiembre, Urban llamó la atención al cambiar la letra de su tema The Fighter, originalmente inspirado en Kidman, durante un concierto de su gira High and Alive. Poco después, el 29 de septiembre, se confirmaba que la pareja ya no vivía junta.
Finalmente, el 30 de septiembre, Nicole Kidman presentó la demanda de divorcio, citando diferencias irreconciliables. Fuentes cercanas aseguran que ella intentó salvar la relación: “Nicole no quería esto… Ella ha estado luchando para salvar el matrimonio”, declaró una persona de su entorno a People.
El caso de Kidman y Urban no solo marca el fin de una de las historias de amor más comentadas de Hollywood, sino que también deja al descubierto cómo los contratos prenupciales pueden jugar un papel insospechado en la vida emocional y mediática de las celebridades.